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Salí temprano en la mañana caminando hacia una carnicería en Punta las Marías en San Juan, que queda a diez cuadras de mi hogar. En algún momento pasé por un extremo del parque sobre la calle Park Boulevard y la Avenida Las Américas y vi aves en la playa. Paré a tomarles fotos.

En eso se me acerca un carrito de golf de policía y me dice “¿Sabía que no puede estar en la playa? Le tengo que dar una citación. Deme su nombre. Deme su ID.” Le repití 3 veces que solo estoy pasando a tomarle unas fotos a las aves, que iba de camino a la carnicería, y me negué a darle información.

El oficial tomó su radio y dijo “Dama en obstrucción” y se me acercó. “Oficial guarde la distancia”, le dije. Pero ahí me esposaron y tomaron mis pertenencias. Antes del arresto le dije “déjeme ponerme la mascarilla”, apenas pude.

Llegaron dos patrullas con dos policías cada una y un carrito de golf de policía adicionales. Me metieron en una de esas patrullas de policía. En algún momento les digo que las esposas están apretadas, pero me contestan “tiene que esperar”. Me llevaron al cuartel cerca de la Laguna de Condado. Mientras me llevaban arrestada en el carro, prendieron la sirena de la patrulla

Ahí traté de explicarle al supervisor que no estaba violando el toque de queda, solo tomaba fotos. Sentía que el oficial tenía problemas cognitivos porque no me entendía. El supervisor dijo que tengo que hablar con un juez para reclamar cualquier cosa.

Luego de darme la citación me dejaron ir.

¿Esposarme por sacar una foto en la playa? No, [eso es] abuso de poder.

Los oficiales me expusieron al contacto [con el virus] y me dio mucha ansiedad. Yo no quiero contagiar a los míos. Fue mi primera vez esposada. No sé si el carro estaba esterilizado. Había la posibilidad de contagio. Aparte de la excesividad [del arresto], me preocupaba el contagio. No solo eso, sino que me dejaron caminando del cuartel hasta mi casa.