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El miércoles [5 de mayo de 2021], salí de mi residencia en el barrio Islote de Arecibo a eso de las 3:45 p.m. para ir a entrenar a “The Box Cross Training” en el barrio Santana con mi pareja. Íbamos un poco retrasadas por el tiempo e iba bastante rápido en el camino. Diría como a unas 50 millas. Cuando íbamos por lo que se conoce como el área de almendros en la carretera #2 en Arecibo un oficial [Agt. R. Nieves] se paró en el medio de la carretera y me obligó a detenerme. Estacioné mi vehículo en el despaseo derecho y saqué mi documentación para la intervención.

El [Agt. Nieves] estaba acompañado por 3 otros oficiales. [Nieves] y otro oficial [el Agt. R. Román] estaban en motoras y un agente [Agt. Pérez del Plan Anti-Crimen en Arecibo] estaba dentro de una patrulla estacionada. Todos eran oficiales de la Policía estatal.

El [Agt. Nieves] llegó a mi ventana y me preguntó si sabía por qué me detuvo. Le dije que sí y él me dijo que fue por ir a exceso de velocidad y por ir sin cinturón de seguridad. Desde el inicio el oficial tuvo una actitud hostil y agresiva. Le di mi documentación y me preguntó por qué mi licencia era de la Florida. Le dije que me mudé recientemente de vuelta a Puerto Rico. Ahí se fue a su patrulla para hacer el papeleo y cuando regresa trae una pistola para medir los tintes.

Llegó a mi vehículo y me dijo: “Sabes que este carro está muy oscuro, estos tintes no están en ley”.

Le dije que los tintes están en ley porque son de fábrica, pero el [Agt. Nieves] me dijo con una actitud hostil: “Jovencita, yo llevo 25 años en la Policía de Puerto Rico. No me lleves la contraria, esos tintes no están en ley”.

Ahí [el Agt. Nieves] comenzó a intentar sacar el papel de los tintes de mi ventana, pero no pudo porque, como le había dicho, mis ventanas son de fábricas. El policía estaba bien molesto mientras hacía esto.

Abrí la puerta, puse un pie en la carretera y le saqué la cabeza por la puerta para llamar a su compañero [Agt. Román] para pedirle que verificara mis cristales luego de limpiarlos, ya que esas pistolas a veces no identifican bien el porciento de oscuridad. Obviamente no estaba feliz ni contenta. Mi actitud no era la más amable porque me habían parado y estaba recibiendo una actitud hostil, agresiva e irrespetuosa de parte de los oficiales desde que empezó la intervención.

Entonces, el [Agt. Román] se dirigió a mi vehículo desde su motora y cuando llegó me gritó: “¡Ponte la jodia mascarilla, cállate la boca o te llevo arrestada!”

Le refuté al oficial al instante diciéndole: “Usted no me puede arrestar porque no he hecho nada en contra de la ley y estoy en mi propiedad, que es mi vehículo. Para usted arrestarme sin cometer un delito necesita un documento”.

Ahí [el Agt. Román] me dijo: “¡¿Ah, sí?!” y abrió la puerta de mi vehículo violentamente.

Traté de cerrarla, pero el [Agt. Román] me hizo tanta fuerza que se despegó el panel de mi puerta y se desprendió la pieza del motor y los botones de mi ventana. Ahí le digo a mi pareja que comience a grabar porque me iba a arrestar.

Cuando me abrió el carro a la fuerza [el Agt. Román] me agarró una mano, me puso una esposa en la muñeca y me haló el brazo brusca y violentamente.

Honestamente, no recuerdo muchas de las cosas que sucedieron después de eso porque comencé a tener un ataque de ansiedad y hasta perdí la noción del tiempo. Lo que sí recuerdo es que empecé a cuestionarle a los oficiales por qué me estaban arrestando y si lo que me hizo el [Agt. Román] era legal. Él no tenía razón para arrestarme, no tenía la documentación para entrar a mi vehículo.

Después que el [Agt. Román] me lee mis derechos, me dice que me va a llevar al cuartel. Ahí entré en pánico. No entendía por qué me estaban arrestando. Se los refutaba, pero ellos me ignoraban. Cuando me empezaron a llevar a la patrulla me puse de rodilla y les dije que no iba para ningún lado. Mi novia se acerca a donde mí, me coge por la cara y me dice que me tranquilice.

Cuando el [Agt. Román] me llevó me dijo: “Esto es para que aprendas que a la Policía se le respeta”.

Me metieron en el asiento de pasajero de la patrulla y allí me dio otro ataque de ansiedad. [El Agt. Pérez] estaba en el asiento del conductor de la patrulla y cuando comencé a llorar me dijo “Mientras más tú te alteres peor se van a poner ellos [los otros oficiales]”, entre otras cosas.

Estuve llorando con el ataque de ansiedad dentro de la patrulla de 15 a 20 minutos, pero en realidad no te puedo decir bien porque no tenía noción del tiempo. Después llegó el Sargento [Padilla] y me trató de tranquilizar diciéndome varias cosas como: “Cálmate, no te va a pasar nada. Te prometo que cuando lleguemos al cuartel te vamos a soltar… Trata de tranquilizarte. No llores… Nosotros te vamos a soltar. ¿Tú confías en mí?”

“No, yo no confío en ninguno de ustedes”, le contesté.

El Sargento se fue a hablar con los agentes [Nieves y Román] que se encontraban con sus motoras estacionadas detrás de la patrulla. Luego, llega otra patrulla con otro agente [Castillo-#17581] y comenzó a hablar con el [Agt. Pérez] en la puerta de la patrulla donde me encontraba.

Ahí llegó parte de mi familia quien fue llamada por mi novia. Llegó mi mamá, mi padrastro, mi hermano y mi cuñado. Estos llegaron y empezaron a cuestionar al [Agt. Castillo]. Ahí comienzo a gritarles que no he hecho nada, pero mi hermano me grita que me quede callada y tranquila.

No pude escuchar ni ver lo que sucedió luego, pero mi familia me contó que confrontaron a los oficiales antes que estos me llevaran al cuartel. Mi familia llegó a donde [los agentes Román y Nieves; el Srgto. Padilla] y les cuestionaron la razón del arresto. Según ellos me contaron, [el Srgto. Padilla y los otros agentes] no querían responder y repetían que contestarían las preguntas en el cuartel.

Yo estando en la patrulla escuché al [Agt. Pérez] llamar por celular a uno de los otros policías [Nieves o Román] y le dijo: “Vámonos que aquí llegó la familia, hay mucha gente y se va a formar un rebulú. Tenemos que soltarla”.

Creo que como no pensaban que yo iba a tener el baqueo de alguien, los oficiales me faltaron el respeto, me arrestaron sin razón e hicieron las cosas fuera de la ley. Cuando vieron que llegó mi familia documentando y cuestionando se asustaron y cambiaron su actitud.

Me llevaron al cuartel de la Policía estatal en Arecibo con mi familia siguiéndome. Me cogieron la información y me soltaron. Al final, me impusieron cargos por obstrucción a la justicia y me citaron para el jueves, 13 de mayo de 2021. También me dieron tres boletos: Uno por exceso de velocidad, uno por no tener mascarilla puesta y otro por el tinte de los cristales.

Una amiga de la familia y vecina del barrio es una agente que entró a su turno cuando llegué al cuartel. Esta me dijo: “Tranquila, yo te conozco. Sé que fue injusto, pero tranquila”.

No. Porque yo no cometí ningún delito o infracción para que me arrestaran. Traté de argumentarle que mis tintes estaban en ley. Y cuando me amenazó que me iba a arrestar, le dije que no tenía razón.

Horrible. Desde ese día tengo una ansiedad constante que no me ha dejado comer hasta hoy. En general, se aumentó mi ansiedad y me siento emocionalmente inestable desde este suceso.

Por exceso de velocidad y luego por los tintes de mi carro.

Cuando le pedí que me verificara los tintes de mis cristales luego de yo limpiarlos, al [Agt. Román] me gritó: “¡Ponte la jodia mascarilla, cállate la boca o te llevo arrestada!”