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Esto ocurrió ayer, miércoles [17 de noviembre de 2021] a las 8:30 a.m. [en la UPR en Utuado]. Estaba entrando al recinto para mi primera clase cuando uno de los dos guardias de la Guardia Universitaria me detuvo y preguntó por mi nombre. Le dije que no tenía que hacerlo porque en cuatro años que llevo en el recinto nunca me lo han preguntado. El guardia me respondió diciéndome que tenía una lista, pero cuando le cuestioné de qué es la lista no supo contestarme.

Decidí ignorarlo y seguirlo para mi salón, pero luego intervino el otro guardia de apellido Soto, de apodo “Pollo”. Con este ya hemos tenido muchos problemas en el Recinto. Pollo me estaba hostigando, diciéndome que si no le daba mi nombre iba a llamar a la oficina administrativa. Le dije que podía hacer lo que correspondía y me dirigí a mi salón.

Mientras subía la cuesta llegó la Policía de Puerto Rico en una patrulla con dos oficiales. No tenía idea de por qué estaban en el recinto. No me dijeron nada, pero sabía que me estaban observando. Subieron hacia el edificio A, donde yo iba a coger mi clase, dieron la vuelta por el estacionamiento y bajaron. Salí de mi clase, 45 minutos después, y vi la patrulla estacionada en el portón C. Cuando bajé hacia el portón y me vieron, la patrulla se fue. Pregunté en el portón por qué la Policía estaba en el recinto y me dijeron que ellos supuestamente vinieron a chequear unos explosivos. Como estudiante me sentí amenazado porque los guardias universitarios me habían advertido que llamaría a la administración y luego entró la Policía a dar vueltas por mi edificio.

Él rector ordenó cerrar los portones hoy [jueves, 18 de octubre de 2021], el mismo día en que se estaría celebrando un pleno nacional del Movimiento Estudiantil. Esto por una grabación que contiene una supuesta amenaza de muerte hecha por estudiantes. Yo escuché esa grabación y lo que contiene son declaraciones de estudiantes en un pleno exigiendo la renuncia del rector y considerando tomar rectoría. Nada más fuera de ahí, pero el rector tomó nuestras acciones como amenaza y, para supuestamente prevenir situaciones, decidió cerrar los portones de la Universidad.

No fue adecuado lo que hicieron. No había ninguna razón por tener ese portón cerrado ni para estar preguntando los nombres de los estudiantes.

Me sentí hostigado. Tenía coraje al principio, pero al final sé que el problema no es personal, sino que están siguiendo órdenes. Me siento orgulloso que no me dejé intimidar ante la situación, pero también me siento triste por mis compañeros ante lo sucedido.