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Desde junio de 2023 vengo teniendo situaciones con el agente Héctor Mejías, un policía estatal y vecino inmediato de nuestra casa [en Ponce]. Mejías se la pasa incitando a otros vecinos de la calle a acosarme, metiéndose a mi propiedad, tirándome sus perros y haciendo cultos frente a mi residencia para evangelizarme. No lo conozco ni sé cuál es la razón de estas intervenciones indebidas.

El día 21 de junio del 2023 llamé a la Policía porque mis vecinos tenían música cristiana excesivamente alta. No me importa qué música sea, la cuestión es que tengo una niña epiléptica que le afecta muchísimo el ruido y no la dejaba estudiar. La Policía llegó e intervino con los vecinos. Ellos bajaron la música, pero tan pronto se fue la Policía volvieron a subirla. Esta vez mi hermano fue a donde ellos y les pidió que bajaran la música.

Ahí los vecinos llaman a la Policía y llegan el agente Rafael Negrón Cartagena y la agente Luz Vargas Santiago. Cuando llegaron vi a Héctor Mejías intervenir con los agentes antes de que llegaran a mi casa y en ese intercambio Mejías les pidió que me arrestaran porque no dejamos que nos evangelizaran.

Estos agentes llegaron violentamente a mi casa. Se metieron por mi patio sin autorización, me tocaron la puerta bien fuerte y cuando abrí la puerta Negrón Cartagena me hizo varias preguntas: qué estaba pasando, cuántas personas estaban en mi casa y cuáles eran los nombres de esas personas. También empezó a hablar por Mejías, diciendo que él solo quiere estar tranquilo y que quiere terminar con la situación ahora mismo. En ningún momento me indicaron la razón de la intervención.

La agente Vargas Santiago sacó su teléfono para grabarme en mi propiedad, pero le dije que no podía hacer eso porque era ilegal y que yo conocía mis derechos. Ella dijo que podían entrar a mi propiedad porque estaban interviniendo conmigo, pero le pedí la razón por la intervención y siguieron sin decirme.

Ahí el agente Negrón Cartagena me dijo: “yo soy el pueblo de Puerto Rico y si no me dicen sus nombres les voy a arrestar a todos”. Le respondí que él no es el pueblo de Puerto Rico, sino un servidor público y que no consentía que estuviesen en mi propiedad.

Les pregunté por qué estaban en mi casa, pero Negrón Cartagena me ignoró y procedió a preguntarme por mi nombre e insistió en que tenía que decirle cuántas personas había en mi casa. Cuando fui a cerrar la puerta, Negrón Cartagena me puso el pie en el marco y me dijo que si no le doy mi nombre “yo soy loco y a mí se me zafan tiros”.

A todas estas, el agente Negrón Cartagena se estaba tapando su identificación. Les pedí sus nombres, pero no me los dieron, así que tomé fotos y luego logré identificarlos en la Comandancia. Nunca me dijeron por qué llegaron a mi casa.

Al otro día [22 de junio de 2023] fui a la Comandancia de Ponce para hacer una querella administrativa contra los agentes, pero en el documento sacaron el nombre de Héctor Mejías y dejaron solamente a Negrón Cartagena y Vargas Santiago. Era una querella contra tres personas, pero solo aparecieron dos.

En los próximos meses los vecinos continuaron con su acoso. Hasta pusieron cámaras de seguridad directamente a mi casa. El 13 de octubre [de 2023] uno de los vecinos, mientras lavaba su carro en la calle, se metió en mi casa y se asomó por mi ventana. Cuando le digo que voy a llamarle a la Policía, este vecino va a casa de Héctor Mejía para contarle lo que pasó.

Ahí escuché a Mejías decir en voz alta y con la intención que le escuchara: “ella puede hacer todo lo que quiera, pero el caso te lo voy a planchar… yo te protejo… ese caso no se va a someter… yo te consigo todas las armas que tú quieras… tengo acceso a ellas… pongan las cámaras que esa es tu propiedad”. Ahí el vecino le dice a Mejías “que no se atreva, que yo me la voy a cargar” y mencionó el número de mi casa. Interpreto esto como que él me va a matar o algo así. El agente Mejías se rió de esta amenaza de muerte.

El 15 de octubre [de 2023] llamamos a la Policía y volvimos a los Tribunales y todo resulta en una Ley 140 (mitigación entre vecinos). El Tribunal le ordenó a los vecinos a remover las cámaras, a que no me tiraran los perros y a no regresar a evangelizar a mi casa. Ese mismo día Héctor Mejías le dijo a los vecinos a toda boca en la calle que pusieran las cámaras de nuevo y que “si le molesta, liquídenla… cualquier cosa yo plancho el caso de nuevo”.

Al día [16 de octubre de 2023], un vecino puso de nuevo la cámara hacia mi casa. Le digo que no puede hacer eso y ahí mismo me amenazó de muerte diciéndole al agente Mejías en plena carretera que “ella tiene que aguantar que tenga las cámaras puestas o yo la voy a liquidar”. El agente Mejías también se rió de esta amenaza de muerte.

Llamamos a la Policía y esta vez llegó el teniente Bolivar Jaima. De nuevo, y como ya tienen costumbre, entraron a mi propiedad sin orden ni nada. Me tocó la puerta y comenzó a preguntarme y a decirme un sin número de cosas: qué había pasado, que si sabía que Mejías era cristiano, que la música y la intervención del vecino estaban justificadas, que los vecinos ya habían pagado y cumplido con la multa y orden de desacato por violar a ley 140 y que si el agente Mejías les había dicho que volvieran a poner las cámaras es que entendía que el Tribunal erró en su decisión. El teniente se negó a tomarme una querella [en contra de Mejías].

También me preguntó qué opinión tenía de Mejías, en qué yo trabajaba, cómo obtuve las foto que tomé y en qué quedaron las otras querellas administrativas en contra de sus compañeros, entre otras cosas.

Por último, también me dijo: “Señora, ¿usted sabe que salió a hablar en pantalones cortos y que está en la presencia de dos caballeros?”. Cuando me dijo esto le pedí a mi esposo que hablara con él porque no iba a lidiar con esta gente.

Cuando mi esposo llamó a Ponce le dijeron que fuera al cuartel de Juana Díaz. Al día siguiente él fue a Juana Díaz y denunció lo que estaba ocurriendo. Les explicó que él ha ido al cuartel más de diez veces y que teme por la vida de su esposa e hijos y que ahora era el momento de protegerla, pero que nadie hizo nada.

El 16 de febrero [de 2024] los vecinos regresaron a mi casa, invadieron mi propiedad y alteraron la paz de mi familia. El mismo vecino que me amenazó de muerte en octubre volvió a amenazarme con matarme delante del agente Héctor Mejías, quien solo procedió a reírse.

Volvimos a llamar a la Policía y llegó el agente Cruz, pero cuando le expliqué la situación con Héctor Mejías me dice: “sí, yo lo conozco. Él es cristiano.” Mientras hablaba con el agente Cruz llegaron patrullas con cuatro guardias y se pararon delante de la persona que me agredió.

El agente Cruz me dijo que solicitara una orden de acecho, pero le expliqué que ya había una Ley 140 en lugar. Aún así, Cruz no quiso radicar una querella ni someterlo ante el Tribunal. Volvemos a llamar a la Policía porque el caso no se radicó y nos refieren al sargento De Jesús, quien tuvo la desfachatez de decir que no sabía lo que pasó cuando él mismo llegó con el agente Cruz a mi hogar el día 16 de febrero.

El lunes, 26 de febrero [de 2024] vino a mi casa a entrevistarme el teniente Héctor Álvarez de la Comandancia de Ponce. Álvarez me dijo que estas han sido intervenciones indebidas y que haría un escrito que abstenga a Héctor Mejías de intervenir directa o indirectamente conmigo y mi familia. También me explicó que el caso no va a fiscalía, sino a Regla 6 porque es un caso menos grave.

Por último, Álvarez me dijo que hablara con la teniente Torres en la comandancia de Juana Díaz, pero cuando fui no estaba disponible esa semana. A todas estas también me dicen que el agente Cruz ya no trabaja ahí y nadie más me dio cara sobre el asunto. Cada vez que voy a la Comandancia la teniente Rivera se molesta y me dice: “¡ay! otra vez?”.

Mi esposo fue hoy [29 de febrero de 2024] a Juana Díaz y le tiraron la papa caliente a Ponce. Pidió a alguien más alto en el comando y le refirieron el caso a la teniente Ana Negrón Collazo, directora de la División de Querellas Administrativas.

No basta con todo esto que nos ha hecho Héctor Mejías, sino que su esposa tiene un patrón de acecho en mi contra. Ella me llama constantemente, me persigue cuando conduzco mi carro y cuando voy a hacer ejercicio. También me amenazó una noche que ella hablaba con otra persona, diciéndole que su “esposo es policía” y que lo va a mandar a donde mí para que me arresten.

Otra noche, mientras yo sacaba la basura, la escuché hablando con otra persona diciendo que su esposo [Mejías] iba a reaccionar con arma “porque ella está poniendo mucha querella”. También llamó a otra persona a su casa, que no sé si es agente, pero sí le dijo mientras me apuntaba: “ella es, ella es. Apréndete su cara y casa” y le dio el número [dirección] de mi casa.

No. Me siento discriminada, no solo por ser mujer sino por denunciar una acción de un policía en mi contra.

Me siento preocupada, sin esperanzas y con temor por mi vida y mis niños. Mis hijos ven una patrulla y se asustan. Tengo un niño que se me orina encima cada vez que la Policía llega y las convulsiones de mi hija con epilepsia han aumentado.

No, Hasta el sol de hoy no sé por qué ellos intervinieron.

El agente Negrón Cartagena diciendo que él es “loco” y que “se me zafan tiros”.

Me han amenazado con arrestarme y con dispararme, particularmente el agente Negrón Cartagena diciendo que él es “loco” y que “se me zafan tiros”.

Por amenazas de arresto y de muerte con disparos.