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El miércoles, 31 agosto [de 2022] a las 6:00 a.m. me manifestaba con el grupo Jornada: Se acabaron las Promesas en el cruce de la Avenida Luis Muñoz Rivera y la Avenida Chardón [en la Milla de Oro en Hato Rey]. Durante nuestra manifestación cerramos parte del tramo, pero todo el tráfico fluyó normal hasta que a las 9:15 a.m. las unidades de Operaciones Tácticas y Arrestos Especiales cerraron las vías por completo para intervenir con nosotros.

La Policía dijo que nos radicarán cargos y arrestaría por violar la ley de tránsito. Como no nos movimos los oficiales comenzaron a esposarnos. Conmigo intervinieron dos o tres policías. No los vi, pero tengo fotos de sus cascos con sus números de placa. Cualquier movimiento que hiciera pudiese ser interpretado como agresión y usado en mi contra, así que no resistí el arresto y puse mis manos debajo mis piernas.

Con la adrenalina del momento, todo pasó muy rápido y confuso. La Policía levantó a los otros arrestados por los hombros, pero a mí, que soy más liviana, me estiraron y levantaron las piernas hacia atrás, me dieron media vuelta y me dejaron de cara al suelo para esposarme. Me esposaron estando boca abajo y de tal manera que no me podía mover para sentarme, causándome dolor.

Entiendo que los oficiales me podían levantar por los hombros como a los otros y hubiera caído de pie, pero la manera que lo hicieron puso en peligro mi columna vertebral y cuello. En un video de la intervención se ve que mi cuello estuvo a noventa grados cuando me giraron hacia el suelo. Aunque estaba con una actitud pasiva, ellos optaron por hacer una maniobra más peligrosa. Por suerte no tuve lesión.

Una vez volteada se me abrieron los botones y la mitad del zipper de mi pantalón. Me sentí expuesta. Durante el arresto sentí que los policías me tocaron varias veces mis glúteos y caderas. Por lo menos dos oficiales me agarraron las caderas y me viraron hacia atrás y hacia abajo. En dos ocasiones siento manos terceras tocándome y rozándome con sus dedos. Fue confuso como el mismo policía que me estaba tocando me estaba avisando lo que iba hacer, como para que no me tomara de sorpresa. Luego intentó tener una conversación conmigo, pero no le respondí.

Fue una cosa muy difícil porque más que estar herida físicamente me sentí invadida. Fue un momento donde no tuve la capacidad de responder porque fui inmovilizada y, a la misma vez, temía que me pusieran cargos por agresión si me defendía. La manera en que manipularon mi cuerpo no me permitió reaccionar al uso de fuerza de la Policía. Sentí una incomodidad bien grande de no poder defenderme. Aún después de ser arrestada, estaba intranquila. No fue un daño físico, pero sí causó mucha confusión y desasociación.

Nos llevaron al cuartel a eso de las 9:30 a.m. y nos tuvieron ahí hasta las 10:30 p.m. secuestrados. Yo salí a las 3:00 p.m. del cuartel, pero todavía les compañeres no habían salido. Durante este tiempo nunca se nos dijo cuáles eran los cargos que se nos acusaban y al principio no dejaron entrar a nuestros abogados. El sargento dijo que nos tenía que entrevistar y documentar cómo había sido el trato a los oficiales en términos de violencia física.

Fui citada al tribunal para el jueves, 8 de septiembre [de 2022] por el Artículo 246A de la Ley de Tránsito. Ya que no accedieron a radicar cargos a la policía voy a hablar con el fiscal a ver cuales son los cargos.

No considero que me trataron adecuadamente porque no había razón para el toqueteo. No me estaba resistiendo al arresto ni estaba evitando ni gritando. No estaba atacando a los policías de ninguna manera. No me duele nada ni tengo golpes, pero sé que me tocaron.

Me sentí tocada de manera inapropiada. Ha sido incómoda [esta situación]. Me siento emocionalmente molesta de que me tocaron y no me defendí. Estoy lidiando con que yo me hubiera querido defender. Me sentí invadida y abusada.