Ver casos

Para la mañana del domingo 29 de enero [de 2023] se convocó un día familiar en la Cueva de las Golondrinas [en Aguadilla] para recuperar el bien de dominio público [Cueva de las Golondrinas]. Cuando llegamos nos encontramos con la guardia privada contratada [SJA Security Police], pero sin estar debidamente identificados. Un periodista les pidió que se identificaran y solo uno mostró identificación. Los demás no tenían identificación, solo tenían la palabra “Police” en su uniforme. Ellos son una guardia privada y no pertenecen a la Policía de Puerto Rico.

Allí hubo un cateo de palabras y se caldearon los ánimos entre los manifestantes y la guardia privada. No teníamos nada. No estábamos armados ni llegamos con mentalidad de hacer daño. No fuimos para eso. El respeto debe ser mutuo.

En ese tira y jala, la guardia privada comenzó a usar fuerza contra nosotros. Un guardia privado sacó un pote como de ocho onzas y comenzó a bañarnos con gas pimienta. Sentí que tenía una mecha de fuego prendida en mi cara y pecho por el efecto. Otro guardia sacó una macana y trató de agredir a una compañera. Otro me amenazó y dijo que cuando me viera en Mayagüez me haría daño. Todo esto con niños y personas mayores presentes y nerviosas.

La mecha se encendió y todo se aceleró cuando al menos dos guardias privados empezaron a disparar. El mismo que me amenazó disparó con una pistola de perdigones y otro con una arma de fuego nueve milímetros. Tiraron alrededor de veinte disparos a todo el que estaba allí. A un compañero le dispararon en el tobillo.

La Policía de Puerto Rico llegó al lugar casi media hora después con más de sesenta oficiales de todas las unidades, incluyendo la de Arrestos Especiales, pero nunca les hicieron nada [a los guardias privados]. De hecho, frente a la Policía uno de los guardias privados trató de patear y mover la evidencia [casquillos de bala] de la escena. Todo el mundo lo vio, pero no hicieron nada.

[En cambio,] la Policía intervino con los manifestantes. Hicieron varios avisos ordenando a abandonar el área. Cuando hicieron la cuarta llamada la [Unidad de Arrestos Especiales] intervino. Estaba recostada en el piso cuando un oficial grande puso su rodilla en mi espalda. Le dije que estaba operada de la espalda, pero no le importó. Tenían ese guille de guapos, de bregar con criminales. Me ponen de pie, me dicen que estoy arrestada y me pusieron “tape wrap” [en las muñecas].

Arrestaron a cuatro compañeras y un compañero usando fuerza. A una compañera se le hincharon las manos por tan apretado que le pusieron el “tape wrap”. Luego los policías estatales cortaron el “strap” y nos pusieron esposas.

Le cuestionamos a la Policía qué haría con la guardia privada; lo único que nos dijeron era que el caso era uno criminal, pero nunca vimos arrestos [de la guardia privada]. A nosotros, por pelear por nuestros derechos, sí nos arrestaron, pero no a ellos, que nos llenaron de gas pimienta y nos dispararon.

En el cuartel de la Policía nos citaron al Tribunal de Aguadilla para el 9 de febrero a las 8:30 a.m. por obstrucción a la justicia.

No. Lo que nos duele es el abuso de poder. Los policías fueron abusadores y usaron mucha fuerza contra nosotros. No teníamos armas y estábamos peleando por algo que nos pertenece y hacer cumplir leyes. No sé qué pasa con la Policía de Puerto Rico.

Estoy con los nervios afectados. No estoy bien. Somos fuertes y está lucha sigue, pero no estoy bien.

En la manifestación había personas mayores y niños que tenían banderas de Puerto Rico que querían luchar por sus playas. ¿Cómo se encontrará ese pobre niño? Esto puede ocasionar traumas. Uno no queda bien. Las huellas quedan ahí, pero mientras sea por nuestros derechos, hasta que el corazón aguante.