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El 1ro de mayo [de 2023] varios grupos sindicales organizamos una marcha que salió del Departamento del Trabajo en la Avenida Rosevelt hacia las oficinas de la Junta de Control Fiscal para encontrarnos con otra marcha que salió de la Universidad de Puerto Rico [en Río Piedras]. La marcha transcurrió con suma normalidad hasta que a eso de las 10:30 a.m. nos encontramos con la Policía [de Puerto Rico] en la intersección de la Avenida Roosevelt con la Avenida Juan Ponce de León.

Allí colocó tres hileras de vallas de seguridad y detrás de la última hilera había un contingente de miles de oficiales estableciendo un perímetro. Había varias líneas de policía incluyendo cientos de policías en motoras. En conferencia de prensa informamos públicamente que esta era nuestra marcha. Fueron tres meses de organización.

Nuestro comité de seguridad le pidió a la Policía pasar porque esta era nuestra ruta, pero se negaron. Dos compañeros y yo decidimos pasar [la primera hilera de vallas], pero ni tocamos el piso cuando nos agarraron y arrestaron en cuestión de segundos. Un policía vestido de gris salió detrás del contingente, me levantó del piso agarrándome por la camisa y me arrastró mientras caminaba. Cuando le pedí que me soltara la camisa, el policía me dijo al oído: “¿tú no eras tan guapita? Pues ahora demuestra lo guapita que eres”. Él estaba intentando de amenazar, intimidar y provocar. No hubo ningún tipo de aviso ni nos dijeron por qué nos arrestaron. No se comunicaron con nosotros para nada.

Este oficial me puso las esposas bien apretadas e incómodas. Le pedí con calma que me soltara las esposas porque me dolían, pero no le importó. Las esposas me laceraron la piel y me dejaron hematomas en las muñecas.

Pasamos por varias hileras de policías hasta que nos metieron en una patrulla de la Policía estacionada en un callejón. Las personas a cargo de la guagua dijeron que no tenían nada que ver con el arresto, ni sabían hacia dónde nos iban a llevar. Allí estuvimos más de veinte minutos sin aire acondicionado hasta que llamaron y nos enviaron a tres diferentes cuarteles.

Primero nos llevaron a un primer cuartel donde nos entrevistaron rápidamente. Allí dicen que no tienen las condiciones para tenernos [bajo custodia] porque solo había una celda y éramos dos mujeres y un hombre. Nos volvieron a montar en la guagua para llevarnos a otro cuartel, pero de camino avisan por la radio que tampoco tenían las celdas para mantenernos allí. De ahí viran y nos llevan a otro cuartel. Nos bajaron y estuvimos diez minutos en el área de espera, aún con las esposa.

Se llevaron al compañero [arrestado] luego que su abogado llegó, pero nos dejaron a nosotras dos esperando. Nuestras abogadas intentaron entrar al cuartel, pero no las dejaron. Desde adentro escuchamos cómo se formó una protesta y comenzaron hacer reclamos [por nosotras] desde un micrófono. Cuando llegó otro abogado, el licenciado Rafael Ortiz Mendoza, entonces las dejaron entrar.

Cuando los abogados nos fueron a entrevistar policías a investigar los procesos. Nos preguntaron si sabíamos quiénes fueron las personas que nos arrestaron, pero dijimos que no sabíamos nombres ni nada porque todo fue muy rápido. Luego conversamos muy rápido con nuestros abogados, nos dieron una lista de derechos, y les dimos información básica de nombre, dirección y teléfono. Ellos querían más información, como nuestro seguro social, y que contáramos qué pasó, pero no les dimos nada más.

De ahí querían movernos para la Comandancia de Bayamón, porque [alegaban los policías] ningún cuartel [del área] reunía las condiciones [para tenerles bajo custodia]. Ellos primero se tornaron renuentes, pero luego nos metieron en una oficina más amplia y nos quitaron las esposas. Esperamos un rato más hasta que un oficial indicó que está haciendo investigación en la fiscalía. Nos dieron cita para el 24 de mayo por obstrucción a la Justicia. Salimos a eso de las 2:30 p.m.

No. El policía me agarró y me arrastró por la camisa. No me dijeron por qué me arrestaron y me llevaron de manera súbita. Parece que tenían instrucciones.

Una siente indignación, molestia, coraje y preocupación. Cada vez que nos tiramos a manifestarnos nos cierran la calle. Me preocupa enormemente que ellos decidan por dónde tenemos que marchar. Todo había sido muy sincronizado para encontrarnos con la otra marcha, pero ellos impidieron eso. ¿Por qué se nos coarta este derecho a la libre expresión? Cuando ellos [la Policía] protestan nosotros no le decimos por donde tienen que marchar. Las carreteras en Puerto Rico son públicas y cada día nos las encierran más.

Mientras me estaba arrestando, el policía me dijo: “¿estás guapita?… demuéstralo”. Al hablarme así me estaba tratando de intimidar.