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Soy portavoz del Movimiento Socialistas de Trabajadores (MST) y llevábamos una actividad de protesta este sábado pasado [25 de julio de 2020], convocado para las 2:00 p.m. comenzando en la Avenida Isla Verde, frente al Hotel San Juan. Esto era una caravana dirigida al Aeropuerto Internacional Luis Muños Marín con aproximadamente 60 a 70 vehículos. El número de personas es variado. Fue una convocatoria abierta al pueblo, así que había gente conocida del MST y desconocida.

El objetivo era denunciar el mal manejo del gobierno al permitir la entrada del turismo y de personas no esenciales a Puerto Rico en medio de esta pandemia. Una vez comenzó la caravana, que yo estaban dirigiendo la misma, la policía intervino con nosotros en la avenida Baldorioty, por la salida del aeropuerto a dirección a Carolina.

Allí [un oficial de alto rango] nos señaló y dijo que no nos iban a permitir entrar porque esto era una manifestación política, lo cual nosotros reclamamos que es una violación de derechos constitucionales de libertad de expresión. Las premisas del aeropuerto es un lugar público y de manifestación, donde se ha hecho actividades y se reciben a artistas, atletas, políticos y otras actividades. El año pasado, el Gobernado Ricardo Roselló se recibió con protesta en el área donde los pasajeros son recogidos.

La policía nos señaló que esa entrada al aeropuerto de San Juan a Carolina estaba cerrada. En todo caso, la entrada permitida era la de Carolina a San Juan. En ese momento eran más de 100 vehículos y la caravana viró en “U” y llegó a la siguiente entrada del aeropuerto, justo antes del puente Teodoro Moscoso.
Cuando entramos, había un área de cotejo de la policía donde nos indica que no nos dejarían entrar. Inmediatamente, se movilizó la fuerza de choque al principio de la caravana donde yo estaba. Esta se dirige hacia la caravana, pero le pasa por el lado a una manifestante que se encontraba en el primer o el segundo carril de la carretera. Toda esa área estaba en tapón y había manifestantes y policías.

Como coordinador de diferentes eventos he intervenido con los oficiales en otras ocasiones. En diferentes actividades, los oficiales me han mostrado respetos en los diálogos. Hay una regla no escrita donde uno evita confrontación y violencia entre sí en estas actividades.

La fuerza de choque le pasa por el lado [a la manifestante] y la prensa se fue detrás de esta. Pero esta muchacha queda sola, y un grupo de 5 agentes, que no eran fuerza de choque, se abalanzaban hacia la compañera, agrediéndola con empujones.

Como organizador de la actividad y como había hecho en otras ocasiones, intervine mediante diálogo con los agentes que estaban empujando la compañera. En ese proceso, una agente se puso agresiva con la compañera. Yo traté de interponer mi cuerpo con los brazos arriba como si me estuviesen asaltando para evitar sospecha de que voy con intensiones agresivas.

En ese momento veo a un agente en la segunda fila de oficiales rodeándonos que se acerca a mí y abre un rotén [macana] y me lanza un golpe a la cabeza de arriba abajo, pero me protegí con mi antebrazo a tiempo. No creo que lo pueda identificar ahora mismo. Tengo una memoria vaga. Hay personas que son testigos, pero no he podido identificar bien como tal [quienes son].

Yo creo que lo que sucedió fue que, durante toda la manifestación, había una correlación balanceada entre los números de manifestantes y agente. La gente y la prensa [estaba] siempre presente y grabando. Como aquí no había tanta atención con una mayoría de agentes versus unas personas indefensas, se notaban agentes que estaban caldeados.”

Varios agentes fueron caldeados y sacados por sus supervisores, porque se notaban peligrosos y violentos. Respondiendo a los insultos de las personas, respondiendo a los empujones que le estaban dando. Entiendo que eran esos tipos de agentes fuera de control. Como no había prensa en ese instante.”
La policía dice que tienen un video de esa primera intervención cuando el agente me señalo y le tiré puños a la agente [de la que separaba de la compañera], pero no lo han publicado. Creo que esto lo dijo un oficial de alto rango un en uno de los reportajes del canal 4.

Cuando me dan el macanazo, los agentes empiezan a moverse a donde yo estoy cuando estoy retrocediendo. Ahí viene el sargento Ruíz [el oficial que lo arresta] a intervenir. Me agarra por la espalda, me hizo una llave y caemos al piso. [Ruíz] puso mi espalda al suelo y se trepó encima de mí sentándose en mi cintura. [Ruíz] coloca su antebrazo derecho, lo pone sobre mi cuello y buscó agarrar mi brazo para esposarme. Puso su antebrazo derecho en mi cuello de manera que me quedé sin respiración. Me hizo presión. Grito que no puedo respirar, que me estaba asfixiando, porque en efecto, me estaba quedando sin aire… ahí escucho a un oficial decir “A este hay que matarlo”. Hay video evidencia de esto.

Luego empieza a buscar uno de mis brazos para esposarme. No sabía qué estaba pasando en ese momento. No me creía que me estaban arrestando porque no me lo dijeron y no estaba haciendo algo ilegal. En todo esto, estaba buscando y pidiendo por mis espejuelos, que sabía que estaban en mi lado derecho. Hay videos que exponen lo que te estoy diciendo. Desde ese día tengo el cuerpo adolorido. Todavía me duele el golpe en el antebrazo y tengo espasmo en el cuello de 370 grados.

Cuando me pone la esposa en un brazo había otro oficial arrodillado y 10 agentes rodeando e impidiendo que la gente pasara y grabara. Incluso, a uno de los reporteros independientes de Bandera Roja [un oficial] lo tira al suelo, le da un manotazo y le tira la cámara al suelo. Luego de tumbarle la cámara el oficial la recoge.

En ese momento me levantan, me esposan a la espalda y me llevan en dirección contraria a la manifestación, donde ellos tenían un área con todos sus vehículos y había más agentes. Allí me informan que me van a arrestar y que me llevarían al cuartel a radicarme cargos.

[Ruíz] me pregunta si tengo alguna situación de salud o si me causaron daño. Yo le expresó que sí me causaron daño en el cuello y que sentí un click [sonido] en el esófago o la garganta, cuando me ejercieron presión. A eso entre las 5:00 p.m. y 6:00 p.m. [el Srgto. Rúiz] determinó que me iban a llevar al hospital para revisión.

Desde que intervine entre la compañera y la agente a que llevaron arrestado pasaron aproximadamente 20 minutos, pienso yo.

Me llevan escoltado con un agente sentado a lado mío en la patrulla al Hospital Regional de Carolina. Allí me atendieron bastante rápido por una enfermera y una doctora que fueron muy amables conmigo. Estuve esposado todo tiempo, aunque me las pusieron afrente. No recuerdo haberle pedido [al Srgto. Ruíz] que me la quitaran. Entonces, la enfermera me tomó los vitales, a los poco minutos la doctora me hace el chequeo y me da de alta.

No me sacaron placa, solo me miró los ojos, la boca, el cuello y con el estetoscopio me chequeó el pecho, la espada y el área de la garganta. Me hizo varias preguntas, pero no me mandaron hace placas. Lo cierto es que, en ese momento, no sentía ningún dolor fuerte en la garganta.
Me sentí un poco incomodo, porque todo el proceso médico, con la enfermera y la doctora, estuve esposado y con el agente [Ruíz] ahí. Fue un poco, verdad… él se enteró de todas mis condiciones. No hubo protección [de la Ley HIPPA].

En todo este proceso, estoy consciente de que estoy bajo custodia y que no se supone que [el Srgto. Ruíz] estuviese presente [en mi evaluación médica], pero no me puse a reclamar para no extender el proceso del arresto y terminar lo antes posible.

Menos de una hora fue que estuve en el hospital. Ya era de noches, así que sería mas cercano a las 7:00 p.m.

Me vuelven a esposar hacia las espaldas, me montan en la patrilla y me llevan al Cuartel de la Policía Estatal Norte de Carolina, el que queda en la Avenidad Pontezuela. Entonces allí me leyeron los derechos, me hicieron firmar el documento para mantener mis derechos de tener un abogado y permanecer callado. Por ende, no hubo entrevista.

Entonces, el [Srgto. Ruíz] me dijo que me iba a citar por agresión a una oficial y resistencia al resto. Luego, me señaló que un oficial de la Policía encargado de velar por la Reforma Policiaca venía en camino para entrevistarme, pero llegó bastante rápido. Él entrevistó al agente [Ruíz] y luego me entrevistó a mí. Tengo el nombre del agente, pero no aquí ahora. Trataré de hacértelo llegar.

Lo primero que te diría es que el salón donde me entrevistó, que era como unos de 30-40 pies de grande, había otro agente sentado allí, así que la entrevista se estaba dando sin la confidencialidad necesaria. El oficial que me hizo la entrevista dijo que nada de lo que se decía aquí se utilizaría en mi contra. Por cómo comenzó la entrevista no iba a expresarme por completo, pero sí iba a mencionarle los excesos de fuerza de la policía.

Le narré lo que te mencioné luego que el [Srgto. Ruíz] me lanzó al suelo. Se lo narré como te lo narré a ti. Fue una entrevista sumamente breve, de 5 a 10 minutos como mucho. Fue bien superficial, pero ciertamente yo no le iba a hablar sobre los motivos que ellos alegaban por la cual me arrestaron, porque el Srgto. Ruíz me dijo que iba ser arrestado por tirarle puños a la policía.

No me sentí en confianza con esa persona para narrarle mi versión de los hechos, ya que había otro oficial presente. Porque era por la integridad de y velar por los policías y no me sentí en la confianza absoluta para narrarlo todo. Solamente le mencioné de manera rápida que hubo un exceso de fuera para arrestarme.

Justo antes de esta entrevista fue que me dejaron hacer la primera llamada. Así que en ningún momento pude llamar a mi abogado a tiempo para que me asistiera en el proceso de todo lo que conlleva esto.

En ese momento, iba a llamar a mi abogado, pero un agente me mencionó que mi papá había sido contactado y que venía de camino. Así que decidí comunicarme con él. Ya me habían quitado las esposas, me habían culpado y ya me habían dado la citación. Ya no había mucha necesidad de traer el abogado.

Terminando la entrevista, llegó mi papá. Cuando se acabó la entrevista hubo un intercambio entre el Sargento Ruíz, mi papá y yo. [El Srgto. Ruíz decía] que lamentaba conocernos en estas circunstancias y que si él podía intervenir para eliminar esa multa. Incluso, me dio su numero personal, de caso que fuera necesario que él fuese ante el juez y señalar que no precedía la multa.

Me dieron un boleto de tránsito por obstrucción de al tránsito. Indiferentemente si la multa fue legítima o ilegítima, si me arrestaban no podía mover el vehículo. Multaron otras personas también. [Esto] me creó un alto grado de estrés, pero no he requerido ayuda psicológica.

Luego de eso nos fuimos. Ya era de noches. Pude salir a las 8:00 de la noche, aproximadamente.

Habían alrededor de 14 oficiales interviniendo conmigo, 4 arrestándome y 10 rodeándome. Mientras utilizaban fuerza en contra mía, uno de los oficiales dijo: “A este hay que matarlo”.