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Tengo 22 años y soy estudiante de la UPR de Mayaguez. En la madrugada de ayer, 15 de octubre, estaba estudiando y escuché una alarma de un carro frente al edificio donde me hospedo. Estuvo sonando por un minuto, mi roommate toca la puerta y me dice que [unas personas] se están metiendo en los carros de la calle y robando. La acompaño hasta la sala para ver desde el balcón y vemos a lo lejos dos individuos vestidos de negro, con hoodies y enmascarados. Nos estamos asomando, no mucho para que no se den cuenta que estamos observando, y vemos que están abriendo baúles, puertas y robando. Le digo a mi roommate que llame a la Policía.

Buscamos en internet distintos números de la región de Mayagüez y marcamos el primero, municipal. Salió un mensaje automático y enganchamos. Intentamos otro número, y en ese nos contestaron y dijeron que llamemos al 787-832-9696 con extensión 1000. Ahí nos contestan, a eso de las tres de la madrugada. Mi roomate dice [a la Policía a través del teléfono] que se están metiendo en carros y robando artículos. La Policía pregunta dónde estamos ubicadas en el pueblo de Mayagüez y nos pidieron una descripción de los hombres, y mi roommate le dice, dos individuos flacos, relativamente altos, vestidos de negro completo, con hoodies y mascarilla. La Policía tomó la información y dice que van a enviar ayuda ya mismo. Enganchamos y, en lo que esperábamos, seguimos observando. Vemos que los individuos van carro por carro. Esto fue al principio de nuestra calle, que es sin salida, y poco a poco se acercaban al edificio donde estábamos.

Yo decido apagar las luces para que ellos no se percaten de que estamos observando. Ellos iban carro por carro y se acercan a los carros de nuestro estacionamiento. Una vez ellos se acercan a mi carro nos echamos completamente hacia atrás donde ellos no pudiesen vernos y ahí me aseguro que la puerta de entrada tenga seguro. Nos quedamos en silencio cuando escuchamos que están tratando entrar el código para entrar al condominio. Lo que escuchamos fue el sonido, “pip pip pip”. Si el código está incorrecto hace un sonido, y eso es lo que escuchamos en múltiples ocasiones. Susurramos que están tratando de entrar.

Ahí mi roommate agarra el teléfono nuevamente, mientras ellos siguen ahí abajo ella llama a la Policía, con una voz que le temblaba, y dice que llamó hace rato y estos individuos estaban tratando de entrar. Esto fue a eso de las 3:30 de la madrugada. Le preguntan que dónde estamos, y mi roommate le contesta, “como le había dicho, es en la calle tal, están en nuestro condominio, están tratando de meterse a nuestro edificio”. La Policía nos dice que van enseguida, que nos encerremos en el cuarto y pongamos seguro. Cuando dijo eso ya estábamos ahí encerradas y viendo desde la ventana. Los individuos estuvieron como diez minutos más tratando de entrar, y entonces se retiraron. Estábamos escuchando. Yo estaba temblando. Aunque estaba clara de mente, me entró el miedo de qué podría pasar si ellos llegan a entrar. Mi roommate estaba ansiosa. Yo tenía el pepper spray en la mano.

Una vez vimos que [los hombres] habían salido de la calle nos tranquilizamos un poco, pero seguíamos con nervios. Nos quedamos un rato más en el cuarto y desde lejos sonó otra alarma, y ahí le digo a mi roommate que deben estar robando carros en la Bosque. Escuchamos a un residente que les gritó “asquerosos, puercos, huele bicho”. Ahí esos individuos se montaron en dos motoras y se fueron.

Cuando [alguien] nos escribió que llegó la Policía bajamos enseguida porque queríamos hablar con los policías. Esto fue como a las 4:45 de la madrugada. Ellos estaban estacionándose y ya estábamos abajo. Le explicamos situación al guardia [policía]. Después de explicarle la situación él nos dice, “mire no se crean, es bastante común que la gente se meta a los carros y roben”.

Le decimos al policía que los individuos estuvieron más de una hora en nuestra calle, y llamamos dos veces al cuartel. El agente, con voz casual, contesta “es que el primer turno es a las cuatro [de la madrugada], y el día de ayer [lunes] era feriado”. Eso nos enfogonó. Yo dije en mi mente que no sabía que el crimen y las emergencias se toman libre los feriados. Nos enfureció porque llamamos a las 3:00 y ellos llegaron más de una hora después, a las 4:45. Sabemos que podían enviar una patrulla antes de eso.

Le dije que he vivido aquí por cuatro años y entiendo que Mayagüez no es el lugar más seguro, pero nunca he visto dos individuos robando y queriendo meterse a mi condominio. Estaba hablando como si fuera un caso de todos los días y que lo iban a ignorar. Estaba hablando de una forma muy “dismissive” [indiferente]. Mientras estaban ahí bajaron estudiantes a verificar sus carros.

No fue adecuado en el sentido de que no actuaron al momento y cuando estábamos explicando nuestras preocupaciones, trataron la situación como algo normal y lo justificaron con que esto pasa a cada rato. La única razón que me dieron por la tardanza es que el turno de ellos es a las cuatro de la madrugada. Yo entiendo que la gente robando es común en Puerto Rico, pero cuando están tratando de meterse a tu hogar, a tu condominio, diría que es un asunto distinto.

Me senti furiosa porque no me dieron solución y solo me dijeron que eso pasa a cada rato. No enfatizaron en el hecho de que trataron de meterse en nuestro hogar. Preguntaron si tenemos videos, pero no grabamos, sabíamos si estaban armados. Nos frustró porque en este edificio somos las mayores y somos mujeres, no es solo el robo de carro, es nuestra seguridad. ¿Y si una chica hubiese llegado del trabajo en ese momento, y si ellos estuviesen armados? El guardia [policía] se enfocó más en la situación del robo de carros y pertenencias. No estoy satisfecha con la Policía. Siento rencor porque había tomado la decisión de no prender la alarma de mi carro para que diera tiempo de que llegara la Policía.