Ver casos

Un policía completamente enmascarado me sacó la pistola por yo querer hablar con el capitán.

El día 29 de abril [1:00pm] pasó una patrulla por el área donde yo vivo. Habían unos muchachos sentados cerca, donde está el flamboyán, y los policías les dicen algo y dan una vuelta. Cuando la patrulla regresa, que pasa por el mismo lugar y los muchachos siguen ahí, el hombre policía se baja, coge a uno de los nenes y le da un puño. Cuando pasa eso vienen otros muchachos y le caen encima, al policía, le rompieron la boca. En esa parte yo no estaba, fue mi esposo quien me llamó, “corre, ven, mira lo que está pasando”. Ese es un nenito que no se mete con nadie. Ellos [los policías] provocaron esa situación.

El policía estaba acompañado de una mujer policía, que no hizo nada por su compañero. Después de que le metieron entonces es que ella sale y le pregunta a él si está bien. Ella hizo una llamada, llegó el sargento y estacionó la motora en el medio, frente al flamboyán. Donde yo vivo no hay salida, entras y sales por el mismo lado. Una muchacha llega en carro y dice que tiene que subir, pero la mujer policía le sale de atrás pa’lante; le grita “muévete, da la vuelta”.

El policía al que le dieron le dijo a la mujer policía que se calmara, entonces le pregunta a la muchacha si va a subir. Los policías mueven las motoras para que pueda pasar. La mujer policía le dice una grosería y le dice que se mueva.

Cuando la muchacha vuelve a bajar en el carro, la policía le grita “qué tú miras, acaba y muévete antes que te de ticket por los cristales pintados”. Ahí la muchacha se baja, “qué fue lo que dijiste”. La muchacha tiene mal carácter, y le dijo a la policía, por no decir la palabrota, “por qué tú estás ‘molestando’ tanto si yo no te he hecho nada”. “Arranca por ahí pa’bajo”, le contestó la policía, y empezaron a discutir. El hombre policía, al que le dieron, mandó a callar a la mujer policía, pero ya venían seis policías pa’ encima de la muchacha.

Veo eso y salgo porque no voy a permitir ese abuso. Toco al capitán en el hombro, porque quiero hablar con él, pero otro policía, que tenía de esas máscaras negras que solo se le ven los ojos, se paró frente a mí, sacó su pistola y la aguantó en su pecho. No habló, solo sacó la pistola.

“¿Me vas a matar es?”, le pregunto, “yo quiero explicarle a él [al capitán] lo que sucedió”.

Le digo al capitán, “lo que están haciendo es un atropello contra esa muchacha. Yo respeto la ley pero ustedes tienen que respetarnos a nosotros”.

La mujer policía ahí me preguntó si yo vi lo que pasó, me dijo “quédese ahí que yo la voy a entrevistar”.

La cogieron con la muchacha, que no tenía su licencia encima. La muchacha les dijo que le daban ganas de rasparles unas galletas. Los policías iban para encima de ella pero yo la agarré y me la llevé. La chamaquita no es fácil, pero ella les habló bien desde un principio, que por favor la dejaran pasar, pero la mujer policía desquitándose. La mujer policía fue la que le dijo cosas primero, la provocó [a la muchacha]. Ella tranquila y hablando con respeto pero la policía la trató mal.

Llamé a la asistente del alcalde Miguel Romero, Johanna Giusti, para decirle la situación de aquí, porque son municipales y son unos abusadores. Cuando escucharon su nombre, se empezaron a ir.

Antes de irse, el capitán me dice en tono sarcástico “cuando usted se vaya a reunir con mi jefe dígale lo que ella [la muchacha] dijo [a los policías]”. Dijo que va para la corte.

El policía que le pegaron me viene a pedir una servilleta, porque le sangraba la nariz. Le pregunté si él vio que fue la mujer policía quien empezó esto. Me contesta “sí, ella empezó, y la mande a callar dos veces”. O sea, él mismo aceptó que fue la policía quien le faltó el respeto a la muchacha. El policía se disculpó.

Han pasado dos situaciones luego de eso que policías vienen a macanear. Ellos entran a provocar. Llegan “a ver quién tiene la suerte”.

Ayer [4/mayo/2022] en la cancha [los policías] cogieron a un nene por el cuello, porque ellos [los policías] entran aquí [al residencial] a intimidar. Entran a darle a los jóvenes y a “tirarles la pulla”. Se paran a decirles cosas, dan la vuelta y si los ven cuando regresan, ahí se forman situaciones. Ya está bueno el maltrato. Aquí hay gente buena.

No. ¿Sacarme la pistola por yo querer hablar con el capitán? Por nada, porque nadie hizo nada.

Soy una persona que no mido cuando estoy ansiosa y nerviosa, no mido la peligrosidad de lo que me pudiera pasar. Yo solo iba a hablar y él sacó la pistola. Eso se me quedó aquí, en la mente, eso es traumático. No era necesario. No le hablé malo ni fui agresiva, yo me comporté. ¿Para qué lo hizo? Yo estaba frustrada, yo no estoy segura. Los de aquí nos cuidan más que los mismos guardias. Esos muchachos nos protegen. Yo no estoy de acuerdo con lo que hacen, pero los guardias vienen a abusar todos los días. Ellos [los policías] entran a provocar, a dar golpes, y son los municipales. Ellos abren portones y carros solo porque se ven sospechosos, entran como Pedro por su casa, sin orden del Tribunal. Si hay mucha gente entonces piden ayuda de los estatales. No podemos permitir que nos sigan maltratando, no todos somos malos. Con todos los chavos que tienen, ¿por qué no hacen programas de prevención o le dan a estos jóvenes otras herramientas? Porque es más fácil darnos golpes y sacarnos pistolas. Cuando los jóvenes van a solicitar empleo y ponen que viven aquí, no aceptan la solicitud. Nos discriminan por el lugar donde vivimos. Por eso educo estos jóvenes para que aprendan que no es aceptable que sus derechos sean violentados.

Amenazó con llevarse presa a la muchacha.
Cuando yo intenté acercarme al capitán el otro me sacó la pistola, es un maltrato, una amenaza.