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El domingo, 26 de junio [de 2022] entre las 2:30 p.m. a 3:00 p.m. nos encontrábamos en familia en la playa Combate de Cabo Rojo. Mi hijo estaba en el agua corriendo nuestro jet ski con un amigo en la parte de atrás cuando una lancha de FURA [división de la Policía de Puerto Rico] con tres oficiales los detienen e intervienen con ellos. Dos de los oficiales [no identificados] en la embarcación no dijeron nada y el único policía que intervino con mi hijo fue el oficial Toledo.

El oficial Toledo le indicó al niño que se veía muy joven y que no tiene la edad para correr solo un jet ski. Mi hijo, que tiene conocimiento de la ley, le aclara al oficial que tiene catorce años, la edad legal para correr el vehículo, y que tiene su licencia de conducir del Cuerpo de Vigilantes y del Departamento de Recursos Naturales.

En pleno desconocimiento, el oficial increpó con una llamada para confirmarlo. Cuando le indican que el niño está en lo correcto, el oficial Toledo amenaza al niño al decirle: “te lo voy a confiscar [el jet ski], te voy a arrestar y llevarte a la comandancia. ¿Qué vas a hacer [para evitarlo]?”

Lo que entendió mi hijo fue “¿qué vas a hacer cuando te confisque el jet ski?”, ya que, de momento, fue confusa la pregunta. [El oficial le quiso preguntar si sabía las “precauciones” que tomaría al conducir el vehículo para evitar que le confisque el vehículo].

Por eso, el niño le responde inocentemente: “Pues, me tiro al agua y nado hasta la orilla”. El compañero del nene sí entiende la pregunta y le dice: “Vamos a pasar a más de 150 pies de la orilla y a menos de 5 millas por hora”. Con un tono de burla el oficial Toledo le dice al compañero: “Pues explícale al que está al frente, que parece que está en bobolandia”.

Los dejan ir y cuando el nene llega a donde mí me dice lo que pasó. Esto me incomodó, me sentí incómodo y agredido por la situación. El niño me expresó que se sentía hostigado, ofendido y bulleado.

Llamé al cuartel de FURA para denunciar los hechos. En el cuartel me pasan un sargento al que le cuento lo que había pasado y denuncié que no era una intervención correcta. El sargento me dijo que él estaba presente en la intervención de mi hijo. Le dije que no tenía conocimiento de la ley, porque si el niño estaba en ley, no había por qué hacerle amenazas de arrestos y confiscación ni es necesario utilizar palabras como “bobolandia”. Dije que el Policía simplemente debió dejarlo ir, porque él estaba en ley.

Con un tono agresivo y altanero el sargento me dice: “nosotros le dimos un break. ¿Querías que lo multaran? ¿Qué tú querías?”. Le respondí que quería hacerle saber que esa intervención fue demás e innecesaria, pero no me dejó terminar. Me interrumpió al decirme “haz lo que te dé la gana” y me colgó el teléfono. Comúnmente, pregunto al final de la llamada con quien hablé, pero, en este caso, no me permitió hacerlo. Todo fue rápido y hostil.

El domingo 3 de julio [de 2022], fuimos a la misma área de la playa con el mismo jet ski donde mi nene estaba corriendo. Igual que la semana pasada [el 26 de junio de 2022]. A eso de las 3:38 p.m. llegaron dos policías de FURA que andaban en jet skis individuales: uno era el oficial Toledo, el mismo oficial de la semana anterior, y el otro un sargento. [Esta vez, el niño estaba solo].

En esta ocasión Toledo no le dijo el por qué lo estaba parando, sino que se acercó y le dijo: “Ahora sí que te jodiste. Ahora te voy a dar los tickets”.

Mi hijo percibe que el sargento presente no estaba de acuerdo con las palabras que dijo el oficial Toledo. Este se da vuelta y se aleja, dejando al oficial Toledo solo con mi hijo. El sargento se va lejos de ellos y no interrumpe en nada.

Toledo le expidió a mi niño las dos multas más excesivas y con el costo más alto en este tipo de circunstancia. Recibió una multa de $250 por supuesta velocidad excesiva por ir a más de cinco millas en zona bañista, aunque no existe una boya que la identifique. Esto llevó a otra multa de $250 por supuestamente conducir en el área negligentemente en amenaza a la vida y a la propiedad. Dos multas de $250, $500 en total.

Al entregarles las multas el oficial Toledo le dice: “Ahora le dices a tu papá que vaya a quejarse y que haga lo que le da la gana”. Tan pronto dio las multas al niño el policía desapareció. El oficial Toledo no volvió a estar en la playa.

El niño viene a donde mí y me cuenta lo que pasó en la intervención con miedo e inquietud. Ahí fui en el jet ski a una lancha grande de FURA [que estaba en el área], donde había 4 oficiales, entre ellos un teniente. Le expliqué la situación que no había pasado ni hacía diez minutos y les digo que quiero dar constancia de lo que está pasando, que no quería que se repitiera.

Lo único que hicieron los policías fue darme unos recursos de revisión que existen con los boletos e informarme sobre el formulario 3.11 para hacer querellas administrativas. Nada más me dijeron.

En varias ocasiones he pasado cerca de las unidades de FURA, como si nada, corriendo jet ski, pero nunca me detuvieron ni me preguntaron nada. [Sin embargo,] pasa el nene y ocurren estas cosas. Me hace entender que buscan intervenir con personas indefensas.

Adquirí el jet ski para que mi niño se divierta con cuidado y bajo mi supervisión. El niño tiene buen promedio y es un atleta serio con prospecto profesional. Él es una persona bien introvertida que nunca había tenido ningún acercamiento con un oficial de la ley. Esta experiencia le ha creado miedo y angustia. Se siente amenazado, intimidado, agredido e inseguro. Me ha expresado que no desea volver a participar del deporte acuático. Dice que siente miedo a que estas cosas se repitan o que empeoren.

Lo preocupante es que esta es una playa cerca de mi casa donde frecuentamos mucho. Al rondar el oficial Toledo por la playa, nos intimida al usar los beneficios que tenemos cerca de nosotros. Estoy haciendo constar [estos eventos a través de esta entrevista] para tener evidencia de lo que está sucediendo y para corroborarlo en futuras ocasiones.

No considero que trataron dignamente a mi hijo. No considero que usaron amabilidad con el niño ni en ningún momento le orientaron. Todo lo contrario: lo humillaron, lo bulliaron, lo hostigaron, lo amedrentaron, y lo insultaron.

El niño, mi esposa y yo, todos, estamos emocionalmente bien afectados. Esto sucedió el domingo pasado [26 de junio de 2022] y hoy, jueves, todavía nos inquieta, nos preocupa y no nos deja tranquilo. Es un niño muy bueno, que tuvo su primer contacto con la ley y nos preocupa que esto, en un futuro, le cause algún tipo de trauma, miedo o inseguridad en cuanto a cualquier contacto futuro que tenga con la Policía, los cuales están para protegernos y velar por nuestra integridad. Nos preocupa que el niño no sepa buscar ayuda de un oficial en una situación que peligre, o que no sepa expresarse en algún otro momento. Teniendo o no la culpa o la causa, simplemente él no se siente seguro, ni nosotros tampoco. Nos orientamos para ver las querellas administrativas, pero viendo nuestro entorno en la isla, sabiendo que visitaremos esa playa nuevamente, nos da miedo las represalias y las acciones en contra de nuestra familia. Tememos que sea peor el remedio que las circunstancias pasadas.

Le amenazó con quitarle la embarcación y llevárselo arrestado pero a la comandancia.