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El jueves, 7 de julio [de 2022] trabajaba en mi restaurante “Vida Mía” en Humacao cuando al mediodía un operativo de la Unidad de Inteligencia de [los distritos de] Aguadilla y Humacao cerraron la calle con once oficiales y cuatro patrullas. El sargento Fabián Del Valle entró al local y me informó que me estaría desarmando [arma de fuego legalmente obtenida con licencia de portación]. Le pregunté por qué me estaban desarmando, pero solo me dijo que tenía que ir al cuartel y que allí me dirían. Luego entraron [al local] tres oficiales de Aguadilla y seis de Humacao para desarmarme. Todo esto con mi restaurante lleno, frente a todos mis clientes.

En el cuartel me enteré que me estaban desarmando por la denuncia de un agente de la Policía estatal del Distrito de Rincón, Carlos Caseres, quien alega que le amenacé en una manifestación.

El 3 y 4 de julio [de 2022] participé de manifestaciones en playa Los Almendros en Rincón en contra de la privatización de bienes de dominio público por la construcción del muro del condominio Sol y Playa. Estuve frente a todo el cuerpo policiaco, pero nunca me arrestaron. Si hubiese hecho la amenaza uno de los [aproximadamente] doscientos efectivos presentes me hubiesen arrestado. No sé por qué esperaron hasta el 7 de julio para hacerlo. Todo lo que hicieron fue estratégico.

En el cuartel de Humacao me leyeron los derechos, me permitieron hacer una llamada y llamé a mi abogado. Me indicaron que tenía vista al próximo día. Ellos no me maltrataron físicamente, pero sí me desinformaron de los procesos. El sargento Del Valle me dijo que no tenía que llevar un abogado ni un fiador. Desconocía de esto, así que cuando fui a la vista en el Tribunal de Aguadilla sin abogado me encontraron causa preliminar. El sargento no fue responsable [no manejó el caso con responsabilidad].

Me arrestaron, me fiaron y me dieron fecha para una vista preliminar en Aguadilla. Esta vista preliminar se pospuso tres o cuatro veces porque el policía [Carlos Caseres] estaba indispuesto. Cuando me buscaron [en Humacao] me dijeron que eran unos cargos menos graves, pero cuando se dio la primera vista en Aguadilla me enteré que me quieren poner cargos graves.

En esta primera vista me ofrecieron un trato: si me declaraba culpable de un cargo menos grave me suspendían los cargos graves. Hablé con mi defensa y decidí no tomar el trato y declararme “no culpable”. Mi caso fue uno mediático, estuvo en todas las redes y lo cubrieron todos los medios. Mi nombre salió por todos lados, hasta por Kobo Santarosa [”La Comay”]. [Yo] Quería limpiar mi nombre.

En la vista testificaron cinco policías que dijeron que le grité impropiedades al agente Caseres. Dicen que le dije “vente sin uniforme… pasa para acá para que tú veas”. La Policía quería cambiar un alegado cargo menos grave a uno grave, ellos sabiendo que no se cometió delito alguno.

El juez encontró que esto no constituye evidencia y me puso un cargo menos grave de alteración a la paz. El fiscal decide irse en alzada con otro juez pero este otro tampoco encontró causa [para que proceda como amenaza]. Desestimaron este cargo de amenaza porque no tenían evidencia. Ahora estamos bregando con el caso menos grave de alteración a la paz. La vista era ayer, pero se suspendió para el 29 de noviembre.

En las vistas dijeron que me encontraron al buscar el número de la tablilla de mi guagua. De ahí vieron mi nombre, vieron que estaba armado y, en un estilo de persecución, procuraron desarmarme.

Esto de que las Unidades de Inteligencia estén persiguiendo manifestantes es absurdo. En un país donde enfrentamos violencia de género y problemas con drogas, la Policía persigue a manifestantes que luchan por las generaciones venideras. No entiendo. Luego de este caso puedo confirmar que la Policía de Puerto Rico y los [medios] corporativos están con el Estado.

No, porque los cargos fueron fabricados. No fue correcto hacer todo este circo mediático para hacerle daño a mi negocio y para que las demás personas cojan miedo. No actúan correctamente.

Me sentí defraudado y frustrado por el sistema y por la Policía, que se supone que vele por nuestro bien. Fue fuerte ver que que se me hizo [pasar como] culpable, que los medios me hicieran [pasar como] culpable. Fue doloroso ver cómo la Policía protege los interés económicos de las personas pudientes y nos fabrican casos.